Atrás quedaron los vasos de plástico comunicados por un hilo, por los cuales los niños se comunicaban a cortas distancias. Parece mentira, pero las nuevas tecnologías se han incorporado en nuestras vidas y han sido aceptadas y explotadas de manera positiva. Por lo tanto, ¿por qué no utilizar esta incorporación para que los niños se sientan en el siglo XXI y no en el de sus abuelos?
Dejemos atrás los salones de clases en los que el maestro utilizaba tizas, borrador, y su juego de geometría era de madera y atendamos las nuevas necesidades que los alumnos necesitan saciar con tecnologías que utilizan a diario. ¿O preferimos ser esa parte de la sociedad que se ha quedado retrasada?
Por lo tanto, animo a todos aquellos centros educativos y a aquellos
padres a que compren nuevas tecnologías y las fomenten de manera
educativa, ya que les puede ser una gran herramienta de conocimiento y
de exploración del niño.
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